Tenemos invasores en nuestras “líneas”, en términos biológicos. Amenazan todo lo bueno que tenemos a nuestra disposición, y debemos actuar inmediatamente y con todos los medios posibles.
Juncia, bandera de España, siluro, mimosa. Gran parte de las especies invasoras no solo son desconocidas por la población general, sino que además se apoya su reproducción de manera directa o indirecta (soltar mascotas al medio natural (1), decorar con plantas exóticas (que porten individuos desconocidos) (2) o pronunciarse en contra de la reducción de nuevas colonizaciones sin conocer los efectos perjudiciales a nuestros ecosistemas (3).
No todas las especies que vienen de fuera son invasoras. Hay veces que una especie introducida no solo puede participar en el medio, sino mejorarlo, como fue el caso del castor en el Ebro, (4) que apareció de manera no-planificada pero se ha visto que completaba un nicho que ocupaba en tiempos antiquísimos él mismo (luego él fue extinguido localmente y se olvidó que en algún momento hubiera estado allí) En otras ocasiones, una especie invasora puede reproducirse de forma agresiva, en un territorio donde no se encuentra de manera natural, creando un conflicto de intereses, como la competencia por los recursos, frente a las poblaciones autóctonas.
Hay especies invasoras que no duran mucho en el tiempo, el problema se trata rápido y no se vuelve a escuchar nada más sobre ellas. Hay especies antiquísimas invasoras, como la juncia, siendo muy conocida su perturbación sobre los cultivos de regadío desde que se implementaron. Hay otras que son reducidas por otras invasoras, como el caso que la chumbera está siendo diezmada por una especie de cochinilla tan ajena a España como ella (5). Algunas invasoras pueden suponer un recurso económico en un primer momento, pero hay que analizar bien los efectos de estas sobre el medio en el que habitan, como el cangrejo americano o los frutos de la lantana cámara (conocida como bandera de España por sus colores). Algunas invasoras, no tienen depredadores y causan daños al campo, la ciudad o cualquier hábitat colonizado por ellas.
Es destacable la expansión que se está produciendo por las dos especies de cotorras, la de Kramer y la Argentina. En Córdoba está colonizando rápidamente muchas zonas urbanas, como jardines y la ribera del Guadalquivir por citar algunos enclaves.
Las cotorras son aves de la familia de los psitácidos, englobando a todas aquellas especies que nos recuerdan a un loro o papagayo. Para el caso de las cotorras anteriormente citadas, estas han salido de las competitivas junglas de Sudamérica y de África subsahariana (6), y ahora, tras sus colonizaciones, campan a sus anchas. Forman grupos, tanto para construir nidos como para la formación de dormideros, sobre los que pasan la noche escondidas. Tocan poco el suelo y comen de todo, aunque pudiendo elegir prefieren frutos y semillas. Son listas, capaces de trabajar en equipo y desarrollar tácticas en base a la prueba y error. Pueden volverse agresivas y usar sus patas y pico durante sus contactos con otras especies de aves e incluso murciélagos, para producir perforaciones en las alas de estos últimos. ¿Qué hacen aquí? Por el momento, dañan cultivos frutales, cereales, expulsan de sus territorios a otras especies, alguna de ellas amenazadas. El desconocimiento de las personas que las “liberan” (10) al medio natural, no son consciente de los problemas que están causando, pese a que lleva siendo ilegal tenerlas desde 2011 (6).
En la lucha por controlar a las cotorras, los piensos esterilizantes no servirán, porque podrían ser ingeridas por especies que no son objeto de control (7), El problema es tal, que una de las maneras más eficaces de actuar, es la eliminación de ejemplares con carabinas de aire comprimido (8).
Es posible que la gestión poblacional de estas especies, no agrade a muchos ciudadanos, pero debemos ser conscientes de las consecuencias de no hacerlo. Por supuesto que habrá gente que se queje, pero sería un problema de menor importancia en comparación con las consecuencias de no querer complicarnos la vida. Día y noche se da como respuesta a los problemas más influyentes “No me compliques la vida” y ¿Qué ocurre? Ocurre que el coste de hacer la vista gorda es mayor que el coste de aplicar medios pronto y eficazmente.
Ya no es el tiempo pronto y eficaz, vivimos en este mundo real, no el mundo que queremos que sea, y por tanto ahora toca pagar los costes de resolverlos, a cambio de recibir la gloria de sacar de apuros a los que hereden nuestros resultados.
Yo abogo por la muerte total de las cotorras, empezando por Córdoba y con esperanza que culmine en un plan de control a nivel nacional, ya que, aunque esto esté dentro de las responsabilidades de la Junta y el ayuntamiento (9), destinar recursos más amplios a este proyecto no caería en saco roto.
Las localizaciones más notorias de estas especies están en Sevilla, Málaga, Alicante, Barcelona y Madrid, y no hay ninguna ley que las proteja, mientras que hay informes que indican lo pernicioso del problema. Una vez que se haga el plan de acción, podríamos lidiar en un año (de manera optimista e industriosa) con el problema, y recibir todos los beneficios en biodiversidad, daños ambientales que llevamos años perdiendo.
Por supuesto no es algo personal, ninguna cotorra me ha dicho una mala palabra, sino que es por ser una especie invasora. Es una de muchas, y si se lograse erradicarla por completo se podría tomar como ejercicio modelo para tratar con el resto de especies invasoras, de la manera que en un célebre discurso de los americanos se tomó la carrera espacial como ejemplo de objetivos buenos que deben perseguirse.
Debemos poner la erradicación de la cotorra en líneas nacionales como ejemplo de lo que es capaz de hacer una comunidad dedicada. Suficientes años llevamos viendo a políticos firmas actas y atender mítines, esta es la primera de todas las oportunidades que hay en la mesa para crear motivos por los que enorgullecerse por nuestra gestión del medio ambiente.
Solo así podrá descansar el murciélago nóctulo, solo así podrá pervivir el cernícalo primilla, solo así.
REFERENCIAS
2. Rossini S., Valdés B. & Andrés C. 2005. Dinámica natural en un área artificial. Plantas invasoras en el Jardín Americano de Sevilla (Andalucía, España)
3. https://pacma.es/noticias/matanza-de-cotorras-a-tiros-en-sevilla/
4. Rewilding Iberia: explorando el potencial de la renaturalización en España, Jordi Palau (2020)
6. https://maldita.es/malditaciencia/20211223/cotorra-argentina-especie-invasora-espana/
7. Postura oficial de SEO birdlife
9. https://seo.org/cotorras-y-seguimiento-de-especies-exoticas-invasoras/
10. Atlas de aves reproductoras de España, atlas en primavera, sección de cotorras. SEO/birdlife.
Gracias al grupo local de SEO/birdlife por aportarme fuentes útiles para realizar este artículo.
En caso de que estés en Córdoba y tomes registro de unas cotorras, no dudes en compartirlo mediante https://www.inaturalist.org/projects/control-de-cotorras-cordoba