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Andando por la Sierra se suelen ver grandes masas, altas como una persona, llenas de espinas y rematados con varillas moradas. Ya se ven los cardos.
Después que arrancaron las ferias de primavera se han podido ver en muchos lados unas multitudes muy coquetas, que igual que todos los años hacen acto de presencia para deleitar a quien ellas quieren con su aspecto, engatusando para sus propios fines. Son las flores, y para aquellas plantas que se lo pueden permitir, ya están abiertas y dispuestas. Por ahora.
Es bien sabido que no son para siempre, una vez que se pueden ver ya se sabe que, en menos de lo que dure el año, ya estarán de pétalos marchitos y las que tengan suerte habrán cargado un fruto. Así es el ciclo vital de estas especies: germinan, maduran, florecen y se reproducen.
Es así con el resto de las especies del planeta, pocas y aberrantes son aquellas que vivan durante milenios, incluido nosotros y nuestros 70 dulces años aproximados en el que pisamos el suelo y sentimos el sol. Tal cosa también es de las culturas porque ¿No se ha visto acaso cómo un girasol, una vez que abandona su función, entra en desuso su tallo hasta caer como un campanario de unas ruinas? ¿No pierde una flor, desde el punto que cambia su estructura para pigmentar el color de los pétalos de manera que un cuadro pierde el tono si siempre está expuesto a la luz? Una lengua, como una especie, se extingue cuando deja de reproducirse (ambas precisan de nuevos individuos), pero a escala de siglos todo permanece efímero, así que tendría poco sentido distinguirlo.
Dos años
Para esta explicación, vamos a poner dos años como rango. En este tiempo un cardo ha vivido una vez (rastrero y floreciente) y anuales dos (los tulipanes, el trigo, los ajos, etc.), mientras que a los olivos y los pinos les quedan aún muchas primaveras hasta volver al suelo. Esto en el campo, si seguimos los coches en la carretera hasta llegar a las poblaciones humanas habrá pasado el tiempo igualmente, y mientras los estadios y los hogares ni han pestañeado. ¿Quién hay acaso que se comporte como el trigo si ya hay patrimonio que hace como los olivos?
Todo pueblo tiene fiestas, toda cultura tiene ceremonias, todo grupo tiene en su ciclo corto unos tiempos frecuentes donde dejar a un lado la azada o el hacha y tomar parte en banquetes, juegos y ceremonias varias. Estas son las que se comportan como las plantas anuales, saliendo a la conciencia un escaso tiempo al año en comparación al tiempo que permanecen ocultos de la vista general.
En Córdoba, Córdoba hay ferias medievales donde se cuelgan banderas y se asan cerdos, carnavales donde las chirigotas cantan disfrazados de lo cómico, una semana santa donde se rinde culto a los pasos entre humos de incienso y fuerzas colectivas que se mueven, unas cruces elaboradas con flores para inaugurar el mes de mayo y tras la feria se concluyen todas las celebraciones de la primera mitad del año (la segunda es más escasa).
El detalle importante en este momento que todos comparten es que, igual que las cosechas, elaboran estructuras efímeras, y tal es que en pocas semanas son capaces de dar vida a un arenal, sumir calles enteras en las melodías de orquestas, o levantar puntos que nunca más vuelven a verse salvo el próximo año.
Burbuja y reventón
Estos ritmos continuarán hasta donde permita su entorno. A más lo toleren, saldrán más cardos o más cigarras, pero si disminuyen los recursos también disminuirán en número. Cuando salen repuntes se celebra por todo lo alto la feria, pero si un año es malo es una calamidad. El problema no es que pase, sino el cómo se ve. Por supuesto mirando la línea se ve que baja ahí, pero de igual manera también se puede ver desde más contexto y ver cómo se repiten los eventos, cómo los ciclos están en flores y en convenciones. Los recursos levantan y tumban pueblos enteros, pero luego se sorprenden cuando tienen que tratar con el resultado de estar en la parte baja del ciclo.
Cuando la política pasó a tener presidente de una vibra distinta, los periódicos que explotaban al anterior ven cómo se reducen sus plantillas y dicen “Es una catástrofe”, pero el hecho de que se sigan sorprendiendo es difícil de creer. Aquellos son los que ven una línea recta pero no ven que es solo una sección pequeña del círculo. Crecimiento exponencial y agresivo no es deseado en ninguna planta, son esas las invasoras, que empiezan por ignorancia y persisten a costa de lo que le rodea.
Igualmente, estos ciclos son nuestros, no son naturales. Nadie causa que una cebolla muera del tallo un año para salir al siguiente, pero sus cambios son suaves, graduales, no como los nuestros actualmente.
Antiguamente, los colapsos eran más bien una degradación, pero hay empresas enteras que de un cambio de monetización se queda panza-arriba, como le pasó a la revista Playground en España: de tener más vigor que El País(el periódico), pasó después de un paso en falso de Facebook a despedir un porcentaje notorio de gente, cerrar en España y ahora solo tiene el privilegio de ser ignorada en Latinoamérica.
Como se puede entender, una revista española mediocre no es la única víctima de movimientos tácticos de particulares, afectando a millones. De no ser por aquellos que saben aprovecharse de cada crisis, tendríamos subidas más lentas, sí; y quizá no haya un crecimiento siempre para poder servir de cebo de inversores, pero al menos tendríamos el alivio de bajadas graduales y menos trágicas.
Transición
Igualmente, lo que es sólido también puede perfectamente pasar a efímero, al menos por partes. Se sabe claramente que, en un punto del año, un árbol centenario puede dedicarse a producir por ese momento algo efímero, sus frutos. La iglesia, contemplándose como milenaria, igualmente decide (al menos en Andalucía) dedicar sus tallas y esculturas a procesionar en ciertos momentos al año.
Lo que es efímero también puede convertirse en duradero. Decenas de historias clásicas cuentan de cómo, tras un incendio sobre un templo levantado en madera, se decidió levantar en mármol. También los arbustos, una vez verdes, maduran algunos para convertir esos primeros tallos en leña.
Con esto, se puede ver que ambos estados pueden ser útiles, y pasar de uno a otro sirve para aprovechar más los recursos. Un árbol no se beneficiaría de Frutos indigeribles, así como un templo no va a seguir siendo relevante si no demuestra su legitimidad con frecuencia.
Conclusión
Aquellos que lean esto deben saber, como primera muestra de este sitio, los parecidos que pueden tener cosas tan distintas como la naturaleza y la cultura humana.
Segundo, hemos visto que es cosa nuestra decidir si ser efímeros, con lo que ello conlleva, o arraigarse y pasar por las consecuencias. Ambos tienen grandes oportunidades que aprovechar.
Tercero, que aunque haya mencionado aquí un ejemplo, quedan miles de recursos, parábolas, metáforas, por el campo, dispuestas a ser recogidas y utilizadas por nosotros.
FIN