SOBRE ESCRIBIR DE NATURALEZA
Origami, Poesía, lo sublime y lo que implica al hablar de “el campo”
Introducción: no sé del campo
Se llama esto Campocore y no tengo ni la más mínima idea, pese a lo que me he leído, lo que he visto y lo que me han contado, nunca voy a levantar el campo del suelo y rodearlo con los brazos. Bueno, ni con los brazos ni con palabra alguna.
Este artículo por desgracia no tiene referencia alguna, ni va a tener nunca, esto será un estudio personal, cosecha propia, y cualquier palabra ajena que saque será un caso puramente anecdótico. Es menester que este texto se entienda como una justificación para lo que hable ayer, ahora y mañana.
El “campo”, como yo lo digo, no es el campo que el lector pueda entender. Los límites del lenguaje son los límites de una persona, y yo llamo campo a varias cosas, a fin de poder servirme bien y ancho para cualquier metáfora o recurso que tengan estos asuntos.
Campo es campo de cultivo, una extensión del ser humano sobre la naturaleza donde planta lo que le beneficia a fin de cosecharlo de maneras varias después. En esto llevamos milenios, y antes de la industrialización era esto lo que limitaba la extensión de imperios y su longevidad.
Tras la industrialización, se ha llevado a cabo de manera masiva una homogeneización de variedades (que con suerte se mantienen variedades ancestrales que probablemente sepan mejor que las que ahora son fáciles de transportar y sumisas a la hora de ser fumigadas), un aumento considerable en superficie de cultivo y aplicaciones más agresivas de todas las técnicas a fin de dar mayor eficiencia. Es esto la campiña, los arrozales, viñedos, huertos y la maceta grande que se siente en un balcón.
Campo es naturaleza también, un sistema no dependiente en lo humano, con sus propios procesos y su propia fauna sin domesticar. Se deja ya de llamar “inalterada”, porque ya hay tan pocos puntos que no haya sido pisado ya que sirve para poco dejarlos sueltos como islas vírgenes mientras se estropee todo lo demás.
Estos espacios pueden necesitarnos si peligra su existencia, y los podemos restaurar si antaño los hemos herido reintroduciendo especies o produciendo de manera artificial los procesos que llevaban hasta hace relativamente poco en el tiempo que existe. Es esto Doñana y demás parques naturales, los cauces de los diversos ríos y sus riberas, los océanos más lejos de los puertos y los montes más cerca de los pueblos que hay.
Campo es también una tercera cosa secreta: la vida misma y todos los procesos biológicos dentro y entre todo lo que se relacione. Es esto algo tan amplio que nombrar ejemplos quedaría reduccionista, y seguir detallándolo me limitaría a la hora de hacer artículos, pero quizá entre aquí la historia trágica del artículo anterior, las relaciones que nombré en efemerías y cualquier falacia naturalista que se invente aquel que no quiere ir más allá de lo establecido.
Estas tres categorías son las que entiendo yo por campo, me es útil y por eso he elegido estas en particulares, que ni son absolutas ni reales, pero sirve para comprender esas partes del mundo.
Origami: harto estoy de doblar
El Origami es un arte de sugestión. Como sería una locura ir al realismo 1:1 en una hoja cuadrada de papel bicolor, el objetivo es sugerir una figura, suspender la incredulidad lo suficiente para que 40 dobleces sean un elefante, o una persona, o una flor, y escribir sobre el campo es algo así.
En Mesopotamia y sus talleres de escribas cuneiformes, allá en los tiempos antiquísimos, mandaban como tareas escribir largas listas de clasificaciones, debido a que un contable necesitaba saberse de memoria todos los símbolos que hacían falta para apuntar todos los tipos de rocas.
En esos tiempos había menos tipos de roca registrados, y ahora mandar como tarea en una clase el apuntar el nombre de todas las rocas que se pueden comprar y vender podría durar al alumno demasiado tiempo como para que valiera la pena.
De igual manera, no se puede comentar de manera entera y total el campo, porque hemos aprendido, catalogado e investigado tanto de ello que ahora ya no se puede enseñarlo entero en una ilustración, ni un libro, ni un documental de 40 temporadas. Aun así, es una maravilla.
Algo genial cuando se está haciendo una figura de origami es cuando se despliega una figura y se puede ver la lámina con todas sus marcas, que por pura casualidad se encuentran patrones hermosos, líneas que se seccionan con simetrías, paralelismos, reflejos en distintos tamaños y formas geométricas, y es curioso saber que en cada figura hay un patrón así, y muchas figuras de aspecto muy distinto tienen patrones que se diferencian menos de lo que deberían.
En asuntos del campo también se puede diseccionar cualquier mecanismo, cualquier relación entre seres, cualquier zona y también sacar patrones, simetrías y reflejos a distintas escalas, e igual que en el origami, podemos usar esos patrones para luego conseguir formas distintas para otro ámbito, de la misma manera que cuando hablo del campo también quiero ver si de esos procesos los puedo tomar y aplicarlos en otros ámbitos.
Referido a la sugestión, cuando toca hablar también debo sugerir, porque el campo es tal cosa como un superobjeto, un tema que incorpora muchos dentro (como ya dije con las tres definiciones), y a lo que mucho está conectado, de ahí que no pueda ir directo, sino pieza por pieza o orbitando alrededor del tema.
Leer sobre campo, igual que leer sobre origami, sirve poco a menos que haya instrucciones y cosas que puedas observar tú mismo. La historia del campo funciona como texto porque hoy día se pueden ver perfectamente que eso ocurrió por cómo están las cosas ahora, y hablar de plantas es fácil cuando son flora que sale de repente en mitad de las acequias y cruces de calles.
Poesía: Anda que no, acercamiento
También tiene su atributo poético el escribir sobre el campo. Hay unos parámetros en cuanto a hasta dónde va a seguir el rollo el consumidor cuando recibe una narrativa y donde, si se va demasiado a un extremo, se deforma demasiado el texto como para que el consumidor quiera seguir el rollo, de la misma manera que cada organismo tiene sus necesidades de nutrición y cualquier desviación no suele ayudar mucho.
Te pasas de lenguaje académico y solo lo leerán (y criticarán) los académicos, te pasas de divulgativo y solo lo leerán los que no les importe la infantilización del lector, te pasas de florido y solo lo consumen los intensos, te pasas de pragmático y solo lo leerán los que le importen los detalles.
Igualmente, también a la hora de escribir, como un poema, deben de meterse estructuras que armonicen bien, de modo que el texto quede con buen ritmo, con párrafos semejantes, leíbles, y con separaciones para que el lector pueda organizar las ideas que está recibiendo y no se agobie.
La poesía puede salir del éter o puede surgir de lo que rodea al que lo hace, igual que también puede venirle la idea de repente o puede sentarse durante días a maquinar para que quede perfecta, igual que también puede ser kilométrica o que pueda caber en un folio.
En la poesía cae la llave para ese acercamiento que mencioné en el otro apartado. ¿Cómo cuentan las emociones los poetas? ¿Cómo se acercan a algo tan intangible como la amistad, la amada o Dios? Se sirven de muchas técnicas, y todas se pueden usar también a la hora de escribir en otros formatos.
Por comodidad y por experiencia, veo útil usar las metáforas, las analogías, porque pocos mensajes se entienden tan bien como las parábolas o en los que se nota lo similar entre dos asuntos.
Sublime: ¿Y lo bonito qué?
La belleza salva el mundo.
Con todo lo mencionado, quedará un texto genial si se pone en cuenta, y aun así no se llega.
Muchos de hace siglos han querido hablar de lo sublime, un sentimiento de complejidad perfecta, de maravilla del mundo, y he podido ver (igual que muchos más) ese sentimiento de primera mano, que es lo fácil, pero sé que nunca voy a ser capaza de transmitirlo.
Aparte de que percibir lo sublime es más trabajo interno que externo, cualquier obra que quiera incorporarlo va a ser siempre derivativo. Toda estructura organizada que se haga palidece frente a la experiencia directa, la práctica empírica.
Cabe mencionar también que cuando se representa el campo no solamente es verde, en su totalidad sale a todos los colores, incluso azul o negro.
Tocar hierba suena bastante usado ya, pero todos los artículos de campocore buscan incitar eso, que cada uno quiera aventurarse y aprender de su propio y local campo, y que ya luego haga con eso lo que quiera, ya sea un texto bien repartido o que cada apartado es más corto, un juego o cualquier otro sucedáneo.